Alta Cosmetica

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viernes, 21 de junio de 2013

TODO SOBRE EL ACNE

 

Conoce los motivos de su 

aparición y cómo combatirlo

 

Esta afección, propia de los más jóvenes pero que puede persistir con la edad, es una de las que más repercusión puede tener a nivel psicológico. Conocer y tratar el acné de forma adecuada es una capacidad muy importante para nuestros clientes, tanto para su piel como para su autoestima.Esta afección, propia de los más jóvenes pero que puede persistir con la edad, es una de las que más repercusión puede tener a nivel psicológico. Conocer y tratar el acné de forma adecuada es una capacidad muy importante para nuestros clientes, tanto para su piel como para su autoestima.





El acné es una afección cutánea que afecta al complejo pilosebáceo que está formado por la glándula sebácea y el folículo piloso, presentándose como una inflamación por infección bacteriana que excreta pus, además de poder ir acompañado por dolor en los poros. Suele aparecer en la pubertad y desaparecer tras esa etapa, aunque puede prolongarse durante un tiempo indeterminado, y las zonas del cuerpo más propensas a ello son la cara, el pecho, la espalda, los hombros y los brazos. La afección aparece cuando existe una alteración en la producción de sebo, cuyo exceso puede relacionarse a una presencia demasiado elevada de andrógenos (hormonas sexuales masculinas como la testosterona).

Por distintas causas puede darse una obstrucción del poro, y en ese momento, éste se convierte en una zona fértil para el desarrollo de la bacteria Propinebacterium Acnés, siendo su activación la causa principal del acné. Esta bacteria existe de forma natural en la piel, es el microorganismo que más abunda en la piel y en los folículos de las zonas del cuerpo con mayor número de glándulas sebáceas y florece ante la falta de oxígeno.

La obstrucción del canal pilosebáceo es el primer paso a la formación de las lesiones que provoca el acné. El causante de la obstrucción puede ser el exceso de sebo, la suciedad, o una alteración de la queratinización, proceso por el cual las células de la capa córnea se reproducen a una velocidad mayor y se eliminan de forma más lenta, acumulándose en el interior del folículo y taponándolo.

Factores que propician el acné

Se desconoce la razón exacta por la que algunas personas padecen acné y otras no, pero existen diversos factores que están enlazados con su aparición.

 Factores hormonales: cuando se da un desequilibrio entre las hormonas femeninas (estrógenos) y las hormonas masculinas (andrógenos).
Factores clínicos: el uso de algunos medicamentos como los corticoides o los antiepilépticos.
Factores climatológicos: las temperaturas extremas altas y bajas empeoran la dermis. La exposición solar elevada mejora el acné, pero solo temporalmente, pues aumenta la actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas provocando un efecto rebote posterior.
Productos cosméticos: la grasa de algunos cosméticos puede acabar obstruyendo los poros y asfixiando la piel. Además, la utilización de jabones y cosméticos inadecuados puede irritarla y lesionarla.
Factores emocionales: el estrés y los de ansiedad contribuyen al empeoramiento de la afección.
Alimentación: una dieta equilibrada mejora la calidad y las defensas de la piel, mientras que una mala nutrición puede empeorar las secreciones.

Lesiones características del acné




Los procesos de acné se presentan de forma distinta en cada persona, pero existen una serie de síntomas y efectos visibles que acompañan la afección. Pueden no aparecer todos, y su gravedad varía según la gravedad del propio acné.

En primer lugar encontramos las lesiones no inflamatorias, que son las lesiones primarias del acné y el primer síntoma visible del mismo. El más común es el llamado comedón o espinilla, que aparece cuando el folículo se obstruye por las bacterias o un exceso de sebo.

En un segundo nivel se encuentran las lesiones inflamatorias, que van acompañadas de hinchazón e incluso picor y dolor. La menos molesta es la pápula, que se produce cuando el tamaño del comedón aumenta y éste se enrojece e inflama. En cambio la pústula aparece con los primeros signos de infección, como una pápula que empeora ocasionando dolor y escozor, mientras que al nódulo le acompaña una inflamación de mayor profundidad y algo de dolor. Finalmente, el quiste es una lesión nodular purulenta (con pus), inflamada y enrojecida; y un absceso es una gran inflamación infecciosa cuyo alrededor se presenta enrojecido y caliente.



En el último nivel quedan las lesiones residuales, secuelas de las lesiones que han alterado el tejido durante el proceso evolutivo del acné. Principalmente consisten en las máculas, manchas rosadas que quedan después de la lesión y que se pueden convertir en hiperpigmentación, manchas más oscuras que aparecen donde hubo una inflamación; y las cicatrices. Dentro de las cicatrices existen las atróficas, que son un pequeño agujero en la dermis donde estuvo la lesión; hipertróficas, que, por el contrario, son una elevación del tejido dérmico que puede aplanarse con el tiempo o persistir; y los queloides, una lesión más abultada que la anterior y que se extiende más allá del lugar donde estuvo la lesión inflamada.



 
 Diferentes grados de acné


La gravedad y los síntomas visibles del acné pueden variar según muchos factores, en especial según sean las características de la piel de cada individuo y cuáles sean las causas que provoquen la afección.De este modo, podemos clasificar las distintas tipologías de acné en tres grados distintos según la gravedad: 

Grado 1: es el acné clásico de los adolecentes. El tipo de lesión característico es el comedón simple, siendo comunes los puntos negros y blancos en zonas como la nariz, la frente y el mentón.

Grado 2: se trata del acné pápulo-pustuloso, que se origina cuando el comedón evoluciona y se agrava, produciendo una inflamación que rompe el folículo, expulsa su contenido y da lugar a lesiones. Según los factores causantes podemos distinguir entre:
* Acné menopáusico: aparece a causa de los desajustes hormonales, en concreto por la bajada de estrógenos y el aumento de andrógenos.
* Acné Rosácea: es una dermatitis crónica que se caracteriza por enrojecimiento, fragilidad de los capilares sanguíneos y, en ocasiones, engrosamiento de la nariz. Algunos de los factores que pueden favorecer o empeorar el estado de este acné son el alcohol, los sofocos de la menopausia, los desordenes intestinales o la falta de vitamina B.


Grado 3: es el acné que presenta lesiones más graves, conocido como nódulo-quístico.
* Pioderma facial: una complicación del Acné Rosácea que aparece en ocasiones excepcionales y se origina de forma brusca y localizada en el rostro. Son lesiones inflamatorias que normalmente supuran, pero que también se pueden enquistar.
* Acné quístico: es un acné grave y con mucha inflamación, más común en los hombres, que se caracteriza por la formación de nódulos, quistes, roturas del folículo y cicatrices importantes.
* Acné fulminante: es una variante más grave del acné quístico que va acompañado de fiebre y dolores musculares y articulares.


Tratar y evitar el acné



 El tratamiento estético del acné en el centro de belleza debe ser diferente en cada caso, teniendo siempre en cuenta el grado de la afección y el estado de la piel de cada persona para una acción per- sonalizada. Por parte de la esteticista es fundamental la perseverancia y la profesionalidad para un resultado efectivo, mientras que por parte del cliente es esencial una continuidad del tratamiento.

La primera técnica a aplicar en una piel afectada por acné es recomendable que sea un tratamiento oxigenante, con el cual se aporta la imprescindible hidratación y se refuerza el tejido cutáneo para que éste tenga una mayor tolerancia a los tratamientos antiacnéicos que lo seguirán, pues pueden
resultar algo irritantes en pieles sensibles. 

A continuación, y una vez controlada la actividad del acné, optaremos por tratamientos que ayuden en el proceso de cicatrización de las lesiones con tratamientos exfoliantes y sesiones de Luz Intensa Pulsada, que lograrán la destrucción de la bacteria del acné.

Tras la desaparición de las señales visibles del acné, pasaremos a tratamientos revitalizantes, regenerantes y activadores de las defensas naturales de la piel para evitar su retorno.
En el caso de pieles afectadas por acné es aconsejable utilizar en cabina productos naturales y biológicos, sin perfumes añadidos, que traten la piel con suavidad para no aumentar la irritación
Estos productos deben ser ricos en alfahidroxiácidos, que son ácidos naturales extraídos de la fruta como el ácido tartárico, el ácido mandélico (de la manzana y la uva) o el ácido glicólico (extraído de la caña de azúcar), jengibre, ácidos grasos esenciales naturales, vitamina E, etc.

Y como el mejor tratamiento para el acné pasa por evitarlo, es fundamental que el cliente cumpla con el tratamiento com- plementario de mantenimiento en su domicilio, adaptado a sus necesidades. Adquirir unos buenos hábitos desde jóvenes es el mejor camino para evitar el acné, en especial una limpieza diaria adecuada con productos que respeten el ecosistema de la piel
(que no alteren su pH natural) y el uso de cremas protectoras no grasas que no obstruyan los poros.
Además,mantener una dieta equilibrada con mucho consumo de agua hará que la salud del organismo se refleje en la piel.


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